Cuando el motor de nuestro coche está en marcha, un porcentaje de la energía calorífica de la gasolina se convierte en movimiento útil, el resto en calor. Si no se controla, puede fundir componentes internos vitales (pistones, anillos, válvulas, bielas, entre otros).
El papel del sistema de refrigeración es evitar que esto ocurra, por eso es importante tenerlo en óptimas condiciones.
CÓMO EVITARLO
Las fugas de líquido refrigerante en el sistema son una de las principales razones del sobrecalentamiento del motor. Revisa que las mangueras que se conectan del motor al radiador no estén agrietadas, así como las abrazaderas que las sujetan, pueden estar flojas.
Mantén siempre el líquido refrigerante en el nivel indicado con el motor frío y reemplázalo por lo menos una vez al año; pues con el paso del tiempo se degrada y pierde sus propiedades de transferencia de calor.
Revisa que la banda que le da movimiento a la bomba de agua (encargada de mover el fluido refrigerante por todo el sistema) no esté desgastada. Si lo está, podría romperse y provocar que la bomba deje de funcionar, causando el sobrecalentamiento.
Recuerda limpiar periódicamente el tapón del radiador (que también actúa como válvula de escape) para garantizar que el sellado sea el correcto y no tenga pérdidas de líquido.
NO OLVIDES
- ANTICONGELANTE. Evita utilizar líquido refrigerante de baja calidad.
- MANGUERAS. Utiliza mangueras de radiador originales, esto garantizará una vida larga al componente.
- TAPÓN DE RADIADOR. Si por alguna razón no está donde debe, reemplázalo con otro que sea idéntico para que selle perfectamente y no tenga pérdidas.
- MODIFICACIONES. Si estás pensando en cambiar la estética de tu coche, no restrinjas los pasos de aire frontales al radiador, su eficiencia se verá alterada.
