Comienza 2016, y lo hace con un día más. Como cada cuatro años, toca uno bisiesto (es decir, febrero tendrá 29 días, en lugar de los 28 habituales). Cada año tiene 365 días y 6 horas, pero para que las fechas astronómicas y cronológicas coincidan en el calendario, en lugar de contabilizar esas horas de más que tiene cada año, solo se suman cada cuatro y así, en consecuencia, los años bisiestos tendrán 366 días.
El origen de esta tradición se remonta a Dionisio «El Pequeño» un monje turco que en torno al año 200 (d. C.) se percató de que existía ese desajuste y que si no se corregía, en el plazo de 500 a 600 años, el solsticio de verano podría suceder en el solsticio de invierno y viceversa.
Asesinatos y desastres históricos
Motivado por esta trágica tradición, existe un refrán que a día de hoy se sigue empleando: «Año bisiesto, año siniestro».
Quizás sea la coincidencia, pero muchas catástrofes a lo largo de la historia han sucedido en un año bisiesto. El hundimiento del Titanic en 1912, el estallido de la Guerra Civil en 1936, o los asesinatos de Mahatma Gandhi, en 1948; Robert Kennedy y Luther King, en 1968; John Lennon, en 1980.