Siete adultos y un menor, de la misma familia, murieron en un tiroteo en cuatro casas del condado de Pike (Ohio) y el autor o autores de la matanza estaban, hasta el cierre de esta edición, en paradero desconocido posiblemente armados, informaron las autoridades locales.
Todas las víctimas pertenecen a la familia Rhoden y recibieron un tiro en la cabeza, algunos mientras dormían, según explicó en rueda de prensa el fiscal general de estado, Mike DeWine.
Ninguno de los muertos cometió suicidio y no se ha arrestado a ninguna persona, por lo que las autoridades consideran que el autor o autores del tiroteo huyeron posiblemente armados y representan un peligro para la comunidad pero, sobre todo, para el resto de los miembros de la familia.
Los únicos supervivientes del tiroteo son tres niños de 4 días, seis meses y tres años respectivamente, informó el sheriff del condado, Charles Reader.
Agentes de distintos cuerpos de seguridad trabajaron desde temprano en tres escenarios y después en un cuarto, todos situados en un rango de 48 kilómetros.
“Algunas de las muertes ocurrieron durante la noche porque algunas víctimas estaban en la cama. A una madre la mataron con su hijo al lado”, relató, visiblemente horrorizado, el fiscal general.
Aunque las primeras informaciones apuntaban a que habían muerto niños en el suceso, el sheriff aclaró que sólo una de las víctimas es menor y tiene 16 años.
Tanto el sheriff como el fiscal urgieron a los vecinos de esa zona rural del sur de Ohio a que extremen precauciones y no salgan de sus casas, ante la “gran posibilidad” de que haya una o varias personas “armadas y extremadamente peligrosas” dispuestas a seguir matando.