La Catedral de Chapecó y el estadio Arena Condá se inundaron de seguidores, veladoras y un impresionante silencio, en memoria de las 71 víctimas que murieron en el accidente de avión, 19 de ellas miembros del club de la ciudad, el Chapecoense, que estaba a punto de entrar en el olimpo del fútbol.
Perderlos a (casi) todos de una forma tan trágica destruyó totalmente nuestra ciudad y a cada uno de nosotros», dijo Carla Vilembrini el martes por la noche en el exterior de la catedral de San Antonio. Vestía, como muchos otros, la camiseta blanca y verde del club.
Consternados, los aficionados del Chape vagaban por las calles aledañas al estadio Arena Condá, la casa Chape, en un impactante silencio.
La ciudad está muy silenciosa», señaló el empresario Cecilio Hans. «La gente solo se lo creerá una vez empiecen a llegar los cuerpos».
Aún no me lo puedo creer», dijo Alan Heinz en el interior del estadio, con el cuerpo pegado a la valla que separa la grada del césped. En esta ocasión la cancha se llenó para un servicio religioso por las víctimas del accidente.
Me estaba preparando para el mejor día de mi vida, y ahora no sé qué será mi vida después de esto», agregó.
En 2009, el club, conocido popularmente como Chape, juagaba en la cuarta división del futbol brasileño, pero logró el ascenso a la máxima categoría en 2014 por primera vez desde la década de 1970.
Los triunfos sobre San Lorenzo e Independiente, dos de los equipos más fuertes de Argentina, y sobre el Junior colombiano llevó al equipo a la final de la Copa Sudamericana, el equivalente a la Liga Europa de la UEFA.
Pocos en el plantel tenían experiencia internacional, y ninguno de ellos jugó con la selección nacional. La mayoría de los futbolistas desarrollaron su carrera en Brasil y Latinoamérica. Solo unos pocos llegaron a Europa, como Cleber Santana, quien estuvo en las filas del Atlético de Madrid entre 2007 y 2010.
