En Altamira, familias venden piezas arqueológicas por necesidad
Gabriela Villalobos
La compra y venta de piezas arqueológicas es una práctica que se ha vuelto común en las comunidades de Altamira y más en estos tiempos de pandemia, donde las fuentes de empleo se están perdiendo, por lo que están encontrando una fuente de ingresos en la comercialización de piezas que tienen una antigüedad de hasta dos mil años y que son encontradas en sus terrenos.
Reconoció lo anterior el cronista de Altamira Francisco Castellanos Saucedo, quien indicó que son piezas de barro de la cultura Chak Pet e incluso de cerámica las que se han encontrado los pobladores y las venden porque llega gente y les ofrecen cantidadas de dinero que son insignificantes comparadas con su valor real, pero por necesidad las venden.
Comentó que también hay familias, principalmente en el Río Tamesí que tienen grandes colecciones de pequeñas figuras, las cuales resguardan en sus casas.
A ellos, dijo, se les ha invitado a donarlas, cuando el municipio cuente con un museo donde exhibirlas.
«Más allá de quererlas vender, hay gente que les insiste en comprarselas, si hay compradores, seguramente las venden porque hay una necesidad, el valor de estas piezas es algo incalculable, y lamentablemente les les ofrecen cualquier cosa».
Comentó que en el municipio se han rescatado casi cuatro mil piezas y 300 osamentas de una aldea Chak Pet, mismas que se están resguardas.