Circos a punto de la quiebra en Tamaulipas, cambian de giro pero es insuficiente
Gabriela Villalobos
Desde el 20 de marzo, que inició la pandemia, los circos en la zona sur no han vuelto a funcionar y sus propietarios tuvieron que cambiar de giro para poder subsistir.
Desde la venta de frutas y verduras o desempeñándose en varios oficios como el de chofer o taxista, han logrado irla pasando, ya que mientras en otros estados ya les permiten trabajar con las medidas sanitarias, en Tamaulipas la prohibición no se ha levantado, provocando con ello, que está actividad de extinga por completo.
Mauro Hernández Quintanar, propietario de espectáculos Galuk Circus, dio a conocer que em pasado 20 de marzo del año pasado, ya a casi un año de que empezó la pandemia, les señalaron que tenían que suspender actividades.
Indicó, que en su caso son una familia, conformada por 5 hijos, 2 mujeres y 3 varones, por lo que tuvieron que buscar trabajo, empezando con la venta de frutas y verduras, actividades que tuvieron que abandonar en mayo, cuando les chocaron la camioneta, misma que no han podido sacar del taller.
Comentó que tres de sus hijos emigraron a Monterrey donde hay más oportunidades de trabajo y otro de anda de taxista en la zona.
Refirió que confían en que pronto el estado les permita volver a levantar las carpas y trabajar, ya que son el único sector que todavía tienen castigado.
Entrevistado en la colonia Ampliación Revolución Verde en Ciudad Madero, donde se aprecia la infraestructura del circo, a la espera de que les permitan trabajar, comentó que participaban más de 20 personas, de los cuales sólo queda la mitad, ya que el resto regresaron a sus ciudades de origen en busca de trabajo para mantener a sus familias.
Recordó que hace 10 años, en Guadalajara inició a trabajar para el circo Hermanos Suárez, Fuentes Gasca, Atayde Zavara y Padilla Ledezma, donde aprendí a hacer de todo.
«Muchos años después empezamos con este sueño, aquí esta todo mi trabajo y el de familia, todo nuestro esfuerzo se ha visto reducido en estos once meses, porque el equipo al no estar siendo utilizado se le debe dar mantenimiento y no tenemos recursos para ello, entonces ahora también está el temor de que se eche a perder».
