Inmenso armamento de EE.UU. ahora en manos del Talibán
Un video publicado recientemente en redes sociales muestra a un militante talibán manejando uno de los íconos armamentistas de Estados Unidos: un poderoso helicóptero Black Hawk, apostado en el aeropuerto de la ciudad afgana de Kandahar.
Aunque esta aeronave nunca alzó vuelo, lo cierto es que el video envió un mensaje al mundo: los talibanes no son más un grupo de combatientes harapientos que luchan armados apenas con rifles kalashnikov y jeeps adaptados como tanques de guerra.
Desde la caída de Kabul, el pasado 15 de agosto, los militantes talibanes han mostrado repetidamente -casi como su estuvieran presumiendo- las armas de fabricación estadounidense.
Algunos de ellos aparecen vestidos con trajes de combate en publicaciones de redes sociales y es casi imposible diferenciarlos de otros soldados de las fuerzas especiales que hay repartidas por el mundo.
No se ve la barba larga característica ni un atuendo tradicional, y ciertamente no se ven armas oxidadas.
Todas estas armas las tomaron de las tropas de la Fuerza de Seguridad y Defensa Nacional Afgana (ANDS, por sus siglas en inglés), que se rindieron cuando los talibanes avanzaron hacia Kabul.
Algunos incluso han comentado en internet que el Talibán es el único grupo extremista con una fuerza aérea propia.
Pero los efectos no se limitarán a Afganistán. Se teme que las armas pequeñas puedan comenzar a aparecer en el mercado negro y a alimentar a otras insurgencias en todo el mundo.
La unidad entre los talibanes es otro factor crucial que influirá en la forma en que se utilicen estas armas.