Pastor de Matamoros, desaloja a casi 200 migrantes; su hermano los acogió a todos
El pastor, Víctor Barrientos, había invitado a decenas de solicitantes de asilo a vivir en su iglesia, creyendo que era su deber religioso como cristiano evangélico.
Depronto, le pareció que había mucha gente. Dijo que sus invitados eran desordenados y estaban “fuera de control”, y luego, justo cuando llegó la tercera ola de la pandemia, comenzaron a contraer el coronavirus.
Entonces, un día a fines de junio, el pastor echó a casi 200 personas a la calle. Solo dejó que se quedaran algunas familias.
“No recibo ayuda estatal o federal”, dijo el pastor. “Es una iglesia nomás, no es un lugar para albergar a gente”.
Sin otro lugar adonde ir, los migrantes cruzaron la calle y encontraron refugio con la única persona que los podía acoger: el hermano del pastor, Joel, quien trabaja como técnico para un proveedor de internet. Alojó a toda la gente que pudo en su casa de un dormitorio.
Cuando se le preguntó por qué había acogido a tantos, habló de su fe. “Nosotros amamos la obra”, dijo. Y afirmó que su hermano “cambió” en algún momento y ahora “no quiere al migrante”.