La tatuadora china se llama Song Jiayin, ella lleva dos años inmortalizando con tinta las memorias, esperanzas y miedos de cientos de clientas, unas creaciones que graba en las redes, como símbolo de empoderamiento de las mujeres del gigante asiático, recordando así la importancia de la lucha feminista en este mundo.
Sus diseños, desde una puesta de sol, un estilizado útero, o incluso reproducciones de sus mascotas, son tan variados como las motivaciones de sus clientas para grabarse esas creaciones en la piel.
Pero, en un país donde los espacios para la expresión de las mujeres se redujeron en los últimos años, un tatuaje puede convertirse en un acto de empoderamiento, así lo resalta la tatuadora china:
“Cuando escoges tatuarte y escoges una imagen distinta para poner en tu cuerpo, de hecho, estás actuando para decir: yo controlo mi cuerpo.”
Song Jiayin
Durante largo tiempo, el Partido Comunista de China ha buscado controlar los cuerpos femeninos a través de una legislación reproductiva coercitiva, como la ya abandonada política del hijo único. Bajo la presidencia de Xi Jinping, las autoridades aumentaron la vigilancia sobre cualquier tipo de activismo, restringiendo las oenegés, arrestando destacadas figuras o suspendiendo cuentas de redes sociales; de ahí que, mantener la lucha feminista resulta un tanto complicado.
La norma en China continúa siendo valorar a la mujer por su apariencia y el criado de los hijos, una visión reforzada por los medios estatales y la cultura popular. Song Jiayin, que se describe como feminista, ve su proyecto como un documental, con el que confía promover las voces femeninas mediante las entrevistas con sus clientas y desafiar los estereotipos.
