“Ciudadanos, estamos en guerra y ganaremos”. Así se expresó este sábado el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, poco después de que Hamás, apoyada por otras milicias palestinas, desencadenara desde Gaza un ataque sin precedentes contra Israel.
La ofensiva incluye el lanzamiento de 2.500 misiles —hasta 5.000, según un portavoz de Hamás— contra el sur y el centro del país, incluyendo Jerusalén y Tel Aviv, y la incursión en suelo israelí de varias decenas de milicianos armados que han sembrado el pánico en varias localidades cercanas a la Franja.
Dispararon a los civiles que se iban encontrando, que han quedado tendidos en las calles, y han tomado rehenes, tanto civiles como militares, vivos y muertos, a los que han llevado al interior de Gaza.
Según los servicios de emergencia hay al menos 40 israelíes muertos y más de 700 heridos. La respuesta israelí, en forma del bombardeo de objetivos en Gaza, no se ha hecho esperar y, según las autoridades palestinas, hay 198 palestinos muertos y 1.600 heridos.
Netanyahu ha asegurado que “el enemigo pagará un precio como nunca antes ha conocido”. La UE y la mayor parte de países occidentales, entre ellos España, han expresado su condena a los ataques “terroristas”. Entre ellos, Estados Unidos, que ha prometido a Israel “lo que necesite para defenderse”.