NASA capta extraños agujeros en las nubes

5 marzo, 2024 • Ciudad de México
NASA capta extraños agujeros en las nubes

El pasado 30 de enero, el satélite Terra de la NASA captó extraños agujeros en las nubes, similares a los ovnis. Sin embargo, los científicos ya explicaron qué son estos fenómenos.

De acuerdo con los científicos, los extraños agujeros en las nubes que captó la NASA (similares a los ovnis) son conocidos como nubes Cavum o nubes perforadas.

Las nubes Cavum, conocidas por sus impresionantes aberturas que les valen el nombre de «nubes perforadas», presentan desde la Tierra una apariencia como si hubiesen sido recortadas.

Cabe destacar que estos extraños agujeros en las nubes que captó la NASA ha despertado la imaginación de los internautas, dando pie a variadas especulaciones acerca de sus orígenes, que van desde teorías de ovnis hasta suposiciones de actividad alienígena.

No obstante, un estudio liderado por investigadores de la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica (UCAR) y colaboradores, incluyendo a expertos del Centro de Investigación Langley de la NASA, explicó el misterio de estas peculiaridades nubosas en 2010.

El estudio reveló que estos extraños agujeros en las nubes resultan del paso de aeronaves a través de capas de ‘nubes altocúmulos’, que son acumulaciones desiguales de nubes menores situadas entre los 2.000 y los 6.100 metros sobre el nivel del mar.

La relación de estos agujeros en las nubes con ovnis resulta ser una exageración, ya que este fenómeno surge cuado los aviones atraviesan las nubes.

Las nubes se forman a partir de diminutas gotículas de agua o cristales de hielo que se agrupan alrededor de partículas de polvo o de otras sustancias presentes en la atmósfera.

Bajo ciertas condiciones, estas pueden incluir gotas de agua en estado de sobreenfriamiento junto con vapor de agua excepcionalmente limpio, es decir, agua que se mantiene líquida a temperaturas inferiores a su punto de congelación sin convertirse en hielo, debido a la falta de una partícula nucleante de hielo (INP).

La incursión de un avión ascendiendo o descendiendo a través de esta capa nubosa puede aportar las partículas faltantes a través de sus gases de escape, los cuales liberan aerosoles minúsculos y partículas de hollín.

Este fenómeno, junto con los cambios de presión causados por las alas del avión o el movimiento de las hélices, inicia un proceso de «expansión adiabática» dentro de los torbellinos de aire que se generan, desestabilizando las condiciones que mantenían el agua en estado líquido sobreenfriado y provocando un enfriamiento acelerado.

Adam Voiland, del Observatorio de la Tierra de la NASA, explicó que «a medida que se forman los cristales de hielo, estos promueven la formación de más cristales a medida que las gotas restantes se congelan».

Estas interacciones pueden hacer que las gotas sobreenfriadas se solidifiquen y se transformen en cristales de hielo.

Conforme estos cristales aumentan de tamaño, comienzan a descender, originando un espacio vacío o un agujero en la nube, lo que resulta en la aparición de la conocida nube Cavum. Curiosamente, mientras estos cristales de hielo descienden, forman una «estela de caída» visible por debajo del Cavum.

«Los cristales de hielo en caída suelen ser perceptibles en el centro de los agujeros como débiles columnas de precipitación que no alcanzan la superficie terrestre», agregó Voiland.

Este fenómeno es bastante frecuente en la atmósfera terrestre, especialmente en nubes altocúmulos, que representan alrededor del 8% de la cobertura nubosa terrestre en cualquier momento, compuestas en su mayoría por gotas de agua sobreenfriadas a aproximadamente -15°C.

Los estudios han confirmado que diversos tipos de aeronaves, desde aviones privados hasta turbohélices militares, pueden provocar estas formaciones nubosas. Se ha determinado que la forma y el tamaño del Cavum varían según el ángulo con el cual el avión intersecta la capa nubosa.

Por Con información de Grupo Fórmula

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