Un reciente informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha puesto en alerta a las autoridades y pobladores de Tamaulipas, al revelar que las presas del estado están operando a menos de una quinta parte de su capacidad de almacenamiento en promedio.
Según el reporte, al corte del jueves 4 de abril, las presas de la región registran un preocupante descenso en comparación con el mismo período del año anterior. Mientras que el pasado 27 de febrero la capacidad de almacenamiento se ubicaba en un 21.8%, en la actualidad ha descendido al 19.5%, indicando una tendencia a la baja.
La situación más crítica la presenta la presa Vicente Guerrero, en el municipio de Padilla, la cual abastece a toda la región centro del estado y se encuentra apenas al 9% de su capacidad. Le siguen otras importantes presas como la Estudiante Ramiro Caballero, la República Española de Aldama y la Pedro José Méndez de Hidalgo, con porcentajes de almacenamiento de 12.1%, 16.3% y 18.2%, respectivamente.
En contraste, la presa Marte R. Gómez, en el municipio de Camargo, destaca como la de mejor volumen, con un 61.1% de almacenamiento, atribuido a las lluvias más frecuentes en la frontera del estado.
El embalse Emilio Portes Gil de Xicoténcatl cuenta con un 23.7% de almacenamiento, mientras que Las Blancas de Ciudad Mier registra un 29.4%. Sin embargo, el sistema lagunario Chairel-Tamesí del sur de Tamaulipas presenta un 37.1% de almacenamiento, aunque significativamente inferior a los 525 millones de metros cúbicos del año anterior.
En conjunto, estos ocho embalses muestran un almacenamiento promedio del 19.5%, con un total de 1,246.46 millones de metros cúbicos, muy por debajo de los 2,043.37 millones de metros cúbicos del año previo en la misma fecha.
Las autoridades han advertido que la región está atravesando un periodo de estiaje, y se espera que no haya lluvias abundantes hasta el mes de mayo, cuando tradicionalmente inicia la temporada de precipitaciones pluviales. Sin embargo, la incertidumbre persiste debido al cambio climático, que ha reducido las precipitaciones y ha obligado a suspender la dotación de agua para uso agrícola en la región, generando preocupación en el sector.
