Una señal de radio interrumpió la rutina de las embarcaciones que operaban cerca de Coatzacoalcos, Veracruz. El mensaje era claro: un perro había sido avistado a 4 millas de la costa, nadando desesperadamente en el mar.
Fue el día lunes a las 6:40 horas cuando las embarcaciones cercanas se movilizaron hacia el lugar indicado. Una de ellas, que estaba trabajando en el tendido de líneas frente a la estación de compresión de Coatzacoalcos, envió su bote de rescate. El equipo a bordo, con rapidez y precisión, se acercó al animal que nadaba desorientado y en peligro inminente.
Al llegar, el personal del bote de rescate actuó con destreza, subiendo al perro a bordo y envolviéndolo en toallas para protegerlo de la hipotermia. El canino, visiblemente agotado, fue atendido con agua y comida para recuperar fuerzas.
El perro permanecería en la embarcación hasta el siguiente día, cuando la nave arribara al puerto y pudiera ser llevado al veterinario para una revisión completa. La noticia del rescate pronto se esparció y el canino fue puesto en adopción. Un miembro de la tripulación, oriundo de Coatzacoalcos, conmovido por la experiencia, decidió adoptarlo y brindarle los cuidados necesarios y, sobre todo, mucho cariño.
La valentía y compasión de la tripulación fueron claves para salvar a este perro en apuros, demostrando una vez más que la bondad humana puede marcar la diferencia, incluso en medio del mar.
