Un reciente artículo publicado por la revista «The Atlantic» acusa al expresidente Donald Trump de hacer comentarios despectivos sobre el costo del funeral de Vanessa Guillén, la soldado de origen mexicano asesinada en Fort Hood, Texas, en 2020. Según el reportaje, titulado “Trump: ‘Necesito el tipo de generales que tenía Hitler”, Trump enfureció al enterarse del costo del funeral, que ascendía a 60 mil dólares, y gritó:
“¡No cuesta 60 mil dólares enterrar a un maldito mexicano!”.
El incidente supuestamente ocurrió el 4 de diciembre de 2020 durante una reunión en la Oficina Oval, donde Trump preguntó al entonces secretario del ejército, Ryan McCarthy, sobre el costo del funeral de Guillén. Al recibir la cifra, el expresidente reaccionó con enojo, según testigos presentes. También se dirigió a su jefe de gabinete, Mark Meadows, ordenando: “¡No paguen!”, y más tarde expresó su frustración diciendo:
“Maldita gente, tratando de estafarme”.
Este relato contrasta con las declaraciones públicas de Trump meses antes, cuando, en compañía de la familia de Guillén, aseguró:
“Si puedo ayudarles con el funeral, les ayudaré”. La familia, sin embargo, declaró que nunca recibieron apoyo financiero del expresidente y que los gastos del funeral fueron cubiertos en parte por el ejército y donaciones.
El portavoz de Trump, Alex Pfeiffer, negó las acusaciones, calificándolas de “mentira escandalosa” en un contexto electoral, dado que la publicación ocurrió dos semanas antes de las elecciones presidenciales de 2020. Por su parte, Mayra Guillén, hermana de Vanessa, publicó en sus redes sociales su agradecimiento por el apoyo recibido de Trump y rechazó que su familia fuera explotada políticamente.
El asesinato de Vanessa Guillén, ocurrido en abril de 2020, conmocionó a la comunidad latina en Estados Unidos. Guillén fue brutalmente asesinada por Aaron David Robinson, un compañero en Fort Hood, quien, con la ayuda de su novia, Cecile Anne Aguilar, intentó deshacerse del cuerpo quemándolo. Los restos de Guillén fueron hallados el 30 de junio de ese año, y mientras Robinson se suicidó al ser acorralado por las autoridades, Aguilar fue condenada a 30 años de prisión por complicidad.
El caso provocó indignación a nivel nacional, especialmente entre la comunidad latina, y generó importantes cambios en la política militar en relación con el acoso sexual, uno de los problemas que Guillén había denunciado antes de su muerte.