El mundo del boxeo mexicano está de luto por el fallecimiento de Israel “El Magnífico” Vázquez, una figura emblemática del deporte. El tres veces campeón mundial en la categoría de peso supergallo murió este martes 3 de diciembre a los 46 años debido a un sarcoma en etapa 4, un tipo de cáncer que le fue diagnosticado en junio de 2024.
Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), confirmó la noticia y expresó sus condolencias, destacando el legado de un hombre que fue «un campeón dentro y fuera del ring».
Vázquez será recordado por sus inolvidables combates, en especial su histórica rivalidad con Rafael Márquez. Sus enfrentamientos dejaron huellas imborrables tanto en la memoria de los aficionados como en la salud del pugilista. Durante su tercer duelo, un golpe severo le causó daños irreparables en un ojo, lo que le llevó a usar una prótesis ocular tras múltiples cirugías.
Tras retirarse del boxeo, Israel enfrentó una serie de retos médicos. Fue diagnosticado con esclerosis sistémica, una enfermedad autoinmune que afecta los tejidos conectivos. A ello se sumó el sarcoma, un agresivo cáncer que ataca huesos y tejidos blandos, y que en su caso se encontraba en una etapa avanzada. A pesar de estas adversidades, Vázquez nunca dejó de luchar y mantuvo su optimismo hasta el final.
Uno de los sueños más grandes de Israel era transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. Logró abrir un gimnasio para entrenar jóvenes promesas del boxeo, aunque sus problemas de salud lo obligaron a cerrar antes de consolidar su visión.
El Magnífico deja un legado que va más allá de sus logros deportivos. Su valentía frente a las adversidades y su espíritu inquebrantable lo convierten en un ejemplo para quienes lo conocieron y admiraron.
