El Senado de la República aprobó, con 97 votos a favor y 26 en contra, las reformas constitucionales enviadas por la presidenta Claudia Sheinbaum, que buscan prohibir la reelección y el nepotismo electoral hasta el año 2030. Tras esta aprobación, la iniciativa pasará a la Cámara de Diputados para su discusión y eventual ratificación.
Adán Augusto López, coordinador de Morena, presentó una reserva en nombre propio y del senador Manuel Velasco, en la que se propone que la prohibición del nepotismo electoral se haga efectiva a partir de los procesos electorales de 2030, tanto a nivel federal como local.
El líder panista Marko Cortés subió a la tribuna para oponerse a la propuesta, criticando que se aplique esta reforma hasta 2030. En su intervención, mostró imágenes de políticos de Morena y sus familiares, cuestionando la demora de la medida.
“¿Por qué quieren posponer la reforma hasta 2030? No es una reforma electoral integral”, dijo Cortés, lo que provocó una serie de confrontaciones con legisladores morenistas, quienes lo acusaron de defender los intereses de sus aliados del Partido Verde al prolongar el plazo de implementación.
Por su parte, López Hernández respondió enérgicamente: “No estamos acostumbrados a pagar favores”, rechazando las acusaciones en su contra.
La reforma plantea que los funcionarios electos no puedan ser reelegidos para el periodo inmediato posterior, es decir, no podrán competir por el mismo cargo que actualmente ocupan. Esta medida sería aplicable a partir de los comicios de 2030.
Asimismo, se proponen restricciones al nepotismo electoral. Según el dictamen, las personas que deseen postularse para un cargo de elección popular no podrán tener vínculos familiares cercanos, como matrimonio, concubinato, relación de pareja, o parentesco de consanguinidad o afinidad hasta el cuarto grado, con alguien que ocupe el cargo al que aspiran.
Saúl Monreal, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, defendió la reforma al señalar que busca dar respuesta a las demandas del pueblo mexicano, garantizando que los cargos públicos sean ocupados por personas comprometidas con el bienestar del país.
“La alternancia y la renovación son esenciales para evitar la concentración del poder”, afirmó.
Enrique Inzunza, presidente de la Comisión de Estudios Legislativos, enfatizó que la reforma tiene como objetivo erradicar los privilegios de los linajes políticos, promoviendo que los cargos públicos se otorguen por méritos y no por lazos familiares.
El debate en el Senado también incluyó una confrontación entre la panista Gina Campuzano y el morenista Saúl Monreal, quien defendió su trayectoria política y la de su familia, ante acusaciones de nepotismo dentro de Morena. Monreal aseguró que su carrera política ha sido avalada por sus méritos y no por su parentesco.
Movimiento Ciudadano expresó su apoyo a la reforma, aunque cuestionó la falta de una reforma electoral más profunda, y criticó la extensión del plazo para la prohibición del nepotismo.
“Es una incongruencia que la reforma se implemente hasta 2030, cuando debería aplicarse ya”, señaló Alejandra Barrales, vicecoordinadora de este grupo parlamentario.
El PRI se mostró en contra de las reformas. Cristina Ruiz sugirió que la verdadera intención detrás de la reforma es la de “sacar a muchos de los actuales legisladores”, afirmando que la presidenta Sheinbaum busca presionar a quienes no están alineados con sus intereses.
Por último, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, senador de Morena, defendió a sus compañeros Félix Salgado Macedonio y Saúl Monreal, quienes buscan suceder a sus familiares en los cargos gubernamentales, asegurando que su apoyo a la reforma es coherente con los principios de ética política que promueven.
El debate, lleno de enfrentamientos y acusaciones de simulación, dejó claro que, aunque la reforma ha avanzado en su aprobación, sigue siendo un tema divisivo entre los partidos políticos.