El remake live-action de Blanca Nieves ha causado un gran revuelo desde su estreno, convirtiéndose en una de las películas peor valoradas de Disney. La película, dirigida por Marc Webb y protagonizada por Rachel Zegler y Gal Gadot, ha recibido duras críticas por decisiones creativas, incluyendo cambios en la narrativa y el elenco. Actualmente, la película ostenta una calificación de 1.8 sobre 10 en IMDb, lo que la coloca junto a títulos tan criticados como Dragonball Evolution y Son of the Mask.
Las críticas comenzaron incluso antes del estreno, con el casting de Zegler, una actriz de ascendencia colombiana, como protagonista, lo que generó controversia sobre el carácter original de la princesa. Las declaraciones de Zegler sobre el enfoque romántico del filme original, que calificó de “anticuado”, también aumentaron el rechazo de los seguidores del clásico. Además, los cambios en la trama, como la inclusión de un nuevo príncipe y la transformación de los enanos en criaturas mágicas de diversas razas y géneros, no fueron bien recibidos por todos.
La polémica se intensificó por el contexto político, con tensiones relacionadas con las posturas públicas de Gal Gadot respecto al conflicto Israel-Gaza. Esto, junto con la eliminación de elementos icónicos como el ataúd de cristal, resultó en una fuerte reacción negativa en las plataformas digitales. En IMDb, el 82% de las calificaciones son de una sola estrella, lo que sugiere la existencia de un fenómeno conocido como «review bombing».
El bajo desempeño en taquilla también es un indicio de la falta de entusiasmo del público. Con una recaudación de 43 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos, la película está lejos de cumplir con las expectativas de Disney. Este fracaso podría influir en la estrategia futura de la compañía en cuanto a adaptaciones de sus clásicos animados, especialmente ante la creciente polarización del público en torno a sus decisiones creativas.