México y Estados Unidos han logrado un acuerdo para asegurar el cumplimiento de las asignaciones de agua del río Bravo, en el marco del Tratado de 1944, que regula la distribución de recursos hídricos entre ambos países. El acuerdo busca garantizar que, al cierre del actual ciclo de entregas, que concluye en octubre de 2025, no haya un déficit en las entregas de agua.
Este pacto contempla la transferencia inmediata de agua, así como una estrategia para utilizar los recursos disponibles durante la próxima temporada de lluvias. La medida responde a la necesidad de proteger el abastecimiento para las poblaciones mexicanas que dependen del agua del río Bravo, especialmente en áreas fronterizas. Las acciones se formalizarán a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), organismo encargado de la supervisión y ejecución de estos acuerdos.
La CILA y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) se encargarán de monitorear la implementación de estas medidas y de evaluar el estado de la cuenca para preparar el plan correspondiente para el siguiente ciclo de entregas, con el objetivo de evitar futuros incumplimientos. Este proceso incluye la creación de un mecanismo de consultas anuales entre los dos países para garantizar la transparencia y el cumplimiento continuo de los compromisos establecidos.
Ambas naciones coincidieron en la importancia de mantener y fortalecer el Tratado de 1944, señalando que no se considera necesaria una renegociación, ya que el acuerdo sigue siendo beneficioso para ambas partes en cuanto a la gestión y distribución de los recursos hídricos.