La muerte del papa Francisco ha generado un impacto inmediato en la economía turística de Roma, con un marcado aumento en los precios de vuelos y alojamientos, impulsado por la llegada masiva de fieles que desean dar el último adiós al pontífice y participar en los actos del Año Jubilar.
Desde la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) informan que miles de personas están viajando estos días a la capital italiana, tanto para despedirse del Papa como para participar en las actividades del Jubileo, que comenzó el pasado 25 de diciembre y se extenderá hasta el 6 de enero de 2026. Las agencias, aseguran, están trabajando intensamente para organizar peregrinaciones que coincidan con ambos eventos.
“La muerte del papa ha generado un repunte súbito en la demanda de viajes a Roma, algo que inevitablemente ha provocado un incremento de precios tanto en los vuelos como en el alojamiento”, explican desde la CEAV.
El entierro del papa Francisco, previsto para este sábado, será uno de los principales focos de atracción. A este se sumarán las ceremonias religiosas asociadas al Jubileo, que continuarán como estaban programadas, pese al fallecimiento del pontífice.
La aerolínea Iberia ya había reforzado sus rutas a Roma con hasta siete vuelos diarios debido al Año Jubilar, y no descarta incrementar su capacidad si la demanda sigue creciendo. Por su parte, Air Europa no ha anunciado cambios en sus frecuencias por el momento.
En cuanto a los alojamientos, plataformas como Booking reportan que más del 90% de los establecimientos disponibles en su portal ya están reservados para este fin de semana. Según las tarifas consultadas, los precios de los hoteles se han disparado entre 30% y 75%, dependiendo del tipo y la ubicación del alojamiento. Hostales y hoteles de gama media han llegado incluso a duplicar sus precios habituales.
También los precios de los vuelos han registrado subidas de hasta 60%, especialmente en los días previos y posteriores al funeral papal.
Roma se prepara así para una de las mayores concentraciones de peregrinos y visitantes de los últimos años, en un contexto marcado por el duelo y la espiritualidad, pero también por el impacto económico que supone un evento de esta magnitud.