Fiel a su estilo austero y humilde, el papa Francisco dejó instrucciones claras en su testamento final sobre cómo deseaba ser despedido tras su muerte. El pontífice argentino, que falleció este lunes a los 88 años, pidió ser enterrado lejos del tradicional lugar de descanso de los papas, sin honores especiales ni decoraciones.
Según informó el Vaticano, Francisco expresó su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, una de las más antiguas de Roma y un lugar que visitó con frecuencia durante su pontificado. Con ello, se distancia de la tradición que ha llevado a la mayoría de los papas recientes a descansar en la Basílica de San Pedro, dentro de la Ciudad del Vaticano.
El testamento también especifica que su entierro sea “sin decoración particular”, reflejando la sencillez que caracterizó su vida y su papado. Asimismo, pidió que su tumba lleve una inscripción simple: solo su nombre papal en latín, «Franciscus».
Estas decisiones finales son coherentes con la visión pastoral y reformista que marcó los más de 12 años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano de la historia. Con gestos como este, Francisco buscó hasta el final mantenerse cercano a los valores de humildad, sencillez y cercanía con el pueblo que predicó durante toda su vida.