El pasado 19 de mayo, una sección del techo de la Torre del Tambor de Fengyang, en la provincia china de Anhui, se desplomó repentinamente en una zona frecuentada por turistas.
El incidente ocurrió apenas dos meses después de que concluyera un proceso de restauración, lo que generó preocupación entre los presentes y desató una nube de polvo visible en videos que rápidamente se difundieron en redes sociales.
La estructura, construida en 1375 durante la dinastía Ming, es uno de los monumentos históricos más emblemáticos de Fengyang.
Su reciente restauración, concluida en marzo de este año, tuvo un costo superior a los 3.41 millones de yuanes, equivalentes a aproximadamente 8.5 millones de pesos mexicanos.
Pese al colapso, las autoridades locales informaron que no hubo personas lesionadas.
Sin embargo, el desplome ha provocado cuestionamientos públicos sobre la calidad de los trabajos de restauración y ha llevado al inicio de una investigación oficial para determinar las causas del siniestro.
Considerada un símbolo arquitectónico de la región y un atractivo clave para el turismo local, la caída de la torre ha reabierto el debate sobre los retos de preservar edificaciones históricas con métodos actuales, sin comprometer su integridad estructural.
