Las costas del Pacífico mexicano han registrado la muerte de 91 ballenas grises en lo que va de 2025, superando el récord de 88 muertes establecido en 2020 durante un “Evento de Mortalidad Inusual”. Este repunte preocupa a especialistas, ya que revierte la tendencia a la baja observada en años recientes.
Científicos del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos (PRIMMA) de la Universidad Autónoma de Baja California Sur atribuyen esta crisis principalmente a la escasez de alimento en el Ártico, causada por el derretimiento del hielo marino. Esta situación obliga a las ballenas a iniciar su migración en condiciones de extrema debilidad, lo que incrementa su riesgo de morir.
Además del cambio climático, el fenómeno de La Niña ha agravado el problema al enfriar las aguas del Pacífico y dificultar la obtención de alimento. Como consecuencia, la población también muestra una preocupante reducción en la tasa de nacimientos: solo se han registrado 69 crías en el año, la cifra más baja documentada.
La distribución de los cadáveres, hallados no solo en la laguna Ojo de Liebre sino también en zonas más al sur como Mazatlán, Loreto y La Paz, indica posibles cambios en las rutas migratorias. Aunque la ballena gris aún no está en peligro de extinción, expertos piden elevar su nivel de protección ante la fuerte caída poblacional observada en la última década.