Por cuarto día consecutivo, cientos de manifestantes salieron a las calles del centro de Los Ángeles para exigir el fin de las redadas migratorias y la liberación de detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La protesta tuvo lugar frente a un edificio federal, donde los asistentes también exigieron el retiro de tropas de la Guardia Nacional y de los infantes de marina desplegados por órdenes del presidente Donald Trump.
Los asistentes, en su mayoría de origen latino, corearon consignas como “¡Fuera ICE!” y “¡Liberen a todos!”, mostrando su rechazo a lo que consideran una criminalización de las comunidades migrantes. Isabella, una joven angelina hija de padres mexicanos y argentinos, expresó que la respuesta violenta de las autoridades solo incrementa el enojo de la población: “La gente está enojada y que respondan con violencia hace que nos enfurezcamos cada día más”.
Durante la tarde del lunes, las autoridades locales y federales cercaron a los manifestantes y los replegaron hacia calles aledañas con el objetivo de asegurar el perímetro de edificios gubernamentales. Medios locales reportaron el uso de gas lacrimógeno para dispersar a la multitud, aunque ninguna autoridad ha confirmado oficialmente estos métodos.
El ambiente se tensó aún más con la presencia de simpatizantes del presidente Trump, quienes generaron enfrentamientos con los manifestantes. A pesar de ello, los organizadores intentaron mantener la protesta pacífica. “Que traigan a la marina es solo para generar miedo, pero nos da más razones para seguir aquí”, declaró Alex Aguilar, joven hijo de migrantes salvadoreños y mexicanos, quien aseguró que su participación es un acto de defensa de su comunidad.