Aunque las autoridades lograron rescatar con vida a cuatro personas originarias de Reynosa que habían desaparecido en la carretera Cadereyta–Reynosa, la preocupación entre la ciudadanía no ha disminuido. Para muchos, el operativo exitoso no borra el riesgo latente de transitar por esa vía.
Familiares de las víctimas, así como habitantes de ambas entidades, insisten en que este tramo se ha convertido en una zona de peligro constante, donde las desapariciones y hechos violentos se repiten sin que haya vigilancia suficiente. Pese a los llamados públicos, el patrullaje sigue siendo limitado.
Las protestas y bloqueos que se llevaron a cabo durante los días de búsqueda lograron visibilizar el problema, pero también dejaron en evidencia que muchas familias han tenido que recurrir a la presión social para que las autoridades actúen ante una desaparición.
El temor se ha extendido incluso entre transportistas, personal médico y viajeros frecuentes, quienes aseguran tomar rutas alternas o viajar en grupo para reducir riesgos. La inseguridad carretera ya afecta la movilidad y la vida cotidiana de cientos de personas en esta región fronteriza.
Ciudadanos y colectivos de búsqueda reiteran su exigencia a los gobiernos de Nuevo León y Tamaulipas para implementar vigilancia permanente y mejorar la coordinación interestatal. Consideran que el rescate de personas no debe ser una excepción, sino resultado de una política preventiva constante.
