El presidente Donald Trump calificó este domingo a Los Ángeles como una ciudad «invadida por inmigrantes ilegales y criminales», en medio de protestas provocadas por redadas migratorias realizadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). A través de su red Truth Social, aseguró que las manifestaciones solo fortalecen su determinación de continuar con las deportaciones.
Trump ordenó a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; al secretario de Defensa, Pete Hegseth; y a la fiscal general, Pam Bondi, tomar todas las medidas necesarias para «liberar a Los Ángeles de la invasión de inmigrantes» y detener los disturbios. En este contexto, instruyó el despliegue de 2 mil efectivos de la Guardia Nacional, algunos de los cuales ya fueron posicionados frente al edificio federal en el centro de la ciudad.
Esta decisión fue tomada sin el consentimiento del gobernador de California, Gavin Newsom, en un hecho sin precedentes en las últimas seis décadas. Tanto Newsom como la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han instado a la ciudadanía a ejercer su derecho a la protesta de forma pacífica. El gobernador pidió evitar confrontaciones: “No le den a Trump lo que quiere”.
Durante las protestas del domingo, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la Policía de Los Ángeles (LAPD), que declaró la movilización como una “asamblea ilegal” para dispersar a la multitud. Hasta el momento, no se ha informado de personas detenidas.
