Aunque el caudal del Río Bravo no ha registrado crecientes importantes en lo que va del año, el riesgo sigue latente: al menos 11 personas han perdido la vida en su intento por cruzar hacia Estados Unidos, de acuerdo con datos de la Dirección de Protección Civil y Bomberos de Nuevo Laredo.
El titular de la corporación, Humberto Fernández Díez de Pinos, informó que además se han logrado 18 rescates exitosos, en su mayoría de migrantes originarios de Guatemala, El Salvador, Honduras y México. A pesar de los esfuerzos, el funcionario fue tajante: “El río no es un balneario”.
Hemos tenido casos donde hasta nadadores profesionales han perdido la vida. El Bravo es traicionero, con corrientes subterráneas que no se ven desde la superficie. Nuestra tarea es prevenir más tragedias – explicó.
Aunque la migración ha disminuido en esta franja fronteriza, la coordinación entre autoridades se mantiene activa. Protección Civil trabaja junto al Instituto Nacional de Migración, Guardia Nacional, Sedena y autoridades locales. Incluso, un grupo de pescadores voluntarios colabora en la vigilancia y rescate de quienes caen al agua.
Por ahora, no se esperan crecidas en el río debido a los bajos niveles en las presas ubicadas aguas arriba, pero Fernández advirtió que están atentos a posibles escurrimientos derivados de lluvias.
Además, con la llegada del calor extremo, la dependencia también implementó rondines de hidratación para evitar golpes de calor entre migrantes y personas vulnerables en tránsito.
El director de Protección Civil aprovechó para reiterar el llamado a evitar los cruces ilegales y confiar en los canales oficiales. Aseguró que el gobierno federal, estatal y municipal está trabajando para brindar albergue temporal y opciones de retorno seguro.
Seguimos las instrucciones del presidente, del gobernador Américo Villarreal y de la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas: proteger la vida de quienes transitan por esta frontera y ofrecer atención humanitaria a quienes son repatriados – puntualizó.
