En Reynosa, a 13 años de la explosión ocurrida en el Complejo Procesador de Gas Burgos, las familias de los trabajadores fallecidos continúan exigiendo respuestas. El dolor permanece intacto, no solo por la pérdida de sus seres queridos, sino también por la falta de claridad sobre lo que realmente sucedió aquel 18 de septiembre.
Los deudos aseguran que durante más de una década las autoridades han mantenido silencio sobre las causas de la tragedia.
“Ya son 13 años y nadie dice la verdad. Queremos saber realmente qué pasó, sobre todo para evitar que vuelva a ocurrir otra desgracia”, expresó Modesto Sánchez, familiar de una de las víctimas.
Aunque reconocen que ninguna explicación les devolverá a quienes murieron, los familiares insisten en que la verdad es la única manera de prevenir que se repitan hechos similares. Señalan que las fallas en los protocolos de seguridad generan temor entre los trabajadores petroleros, quienes temen una nueva contingencia.
“Lo único que pedimos es que digan la verdad. No nos regresarán a nuestros familiares, pero es necesario por la salud mental de todos y para evitar más muertes”, subrayó Sánchez. A 13 años, la exigencia sigue siendo la misma: justicia, memoria y transparencia sobre una tragedia que aún duele.
