El líder limonero Bernardo Bravo Manríquez fue hallado muerto este lunes dentro de su camioneta en una zona rural de Apatzingán, Michoacán, tras haber sido privado de la libertad el domingo. El cuerpo del empresario presentaba huellas de violencia, confirmaron autoridades de la Fiscalía General del Estado, que ya investiga el caso como homicidio doloso.
Bravo Manríquez, de 40 años, era uno de los principales representantes del sector citrícola en la región de Tierra Caliente y se había distinguido por denunciar públicamente las extorsiones del crimen organizado contra productores y exportadores del llamado “oro verde”. Su cuerpo fue localizado cerca del rancho La Tinaja, sobre la carretera Apatzingán–El Alcalde, en el camino hacia la comunidad de Los Tepetates.
El líder agrícola presidía la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán y el Comité Nacional Sistema Producto Limón Mexicano A.C. Días antes de su muerte, había publicado un video en redes sociales en el que convocaba a los productores a impedir la intervención de intermediarios y “coyotes” en la fijación de precios del limón. “El lunes no vamos a permitir el acceso a ningún corredor o coyote que esté poniendo precios por la fruta que no es de él”, advirtió.
Tras confirmarse su asesinato, el Gobierno Municipal de Apatzingán lamentó los hechos y expresó su solidaridad con la familia.
Bernardo Bravo, quien era esposo de Amelí Gissel Navarro Lepe, presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán, fue un activista constante por los derechos del sector limonero. Su muerte ocurre en medio de una crisis de violencia y extorsiones que afecta a productores de limón en la región de Tierra Caliente, dominada por grupos criminales que controlan el comercio agrícola.